jueves, 23 de marzo de 2017

Acto 24 de Marzo: Día de la verdad por la Justicia y la Memoria

Recordar es un acto necesario, imprescindible. Recordamos las horas de juego de la infancia, los olores y perfumes que poblaban el lugar donde nacimos y crecimos, la música que acompañó nuestra existencia en cada momento de nuestras vidas. Recordamos el primer día del jardín y nuestro primer guardapolvo en la primaria, recordamos las comidas de la abuela, las historias del abuelo, los cuidados cariñosos de nuestros padres. A veces preferimos no recordar el dolor, pero el dolor también debe ser recordado, no como una práctica masoquista, sino como una forma de curarlo, de cerrar heridas. Y lejos de olvidar o hacer de cuenta que “no pasó nada”, rememorar el dolor para curar heridas debe ser comprendernos mejor como seres humanos, conocer el dolor para reconstruirnos como individuos capaces de conjugar nuestra identidad con la memoria y la justicia.
      Recordar entonces el Golpe de Estado de 1976, no debe confundirse nunca con enterrarlo o acallar los gritos de dolor que fueron el fondo musical de aquellos años oscuros y desgarrados de nuestra historia. Debemos practicar una memoria consciente para comprender aún más nuestras tragedias como país, como sociedad, y para que cuarenta y un años después del comienzo de aquella rabia y aquella violencia a mansalva orquestadas desde el mayor poder político mundial, no sólo contra nuestro país, sino aplicadas a toda nuestra América latina, no nos vuelvan a masticar los sueños y la vida NUNCA MÁS.



Recibimos con respeto a nuestra Bandera de Ceremonias portada por:

- Agustín Cuitiño (abanderado)
- Rocío Varela (1º escolta)
- Leandro Heredia (2º escolta)


Nuestra canción patria es nuestro Himno Nacional, al entonar sus estrofas rememoramos nuestras luchas históricas, nuestros triunfos y conquistas, pero también nuestras tragedias y derrotas. Cantémoslo con amor, respeto y memoria, en honor de todas las víctimas de la última y feroz dictadura:

-Himno.

El 24 de marzo de 1976 Argentina dejó de ser el único país del cono sur que mantenía aún un régimen político democrático. Todos los países vecinos ya se encontraban padeciendo dictaduras militares como consecuencia del programa de los Estados Unidos para América Latina denominado Plan Cóndor. Este, consistía en acciones coordinadas y apoyo mutuo entre el gobierno norteamericano y su agencia de inteligencia, la CIA, y las cúpulas militares de los países de Sudamérica, entre ellos Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú, Uruguay y Argentina. Es así que, paradójicamente, desde “la tierra de la libertad” se propulsaron hacía nuestros pueblos las más crueles y violentas dictaduras de toda su historia, que incluyeron tortura, muerte, desaparición, robo de bebés y persecución política e ideológica, todo lo opuesto a la libertad.
El golpe de 1976 no fue el primero que nuestro país sufrió a lo largo de su historia. Desde 1930 Argentina ha padecido distintos gobiernos de facto y dictaduras militares, sin embargo este último tuvo la particularidad de contar con la participación conjunta del ejército, la marina y la fuerza aérea, en lo que fue la más feroz y sangrienta época de nuestro país.
Con la excusa de combatir a una “subversión” prácticamente inexistente para ese tiempo, las tres fuerzas armadas desplegaron una persecución  y aniquilación despiadadas hacía todo aquel que pensara distinto al gobierno. El objetivo real aunque solapado, fue de carácter económico y no ideológico. Los jefes de cada ejército representaban al conservadurismo político y religioso más reaccionario, a los grandes empresarios, la Sociedad Rural, las familias de “renombre”. Y persiguieron y detuvieron, y torturaron, asesinaron y desaparecieron en pos de garantizarle a esos sectores beneficiados de siempre, la hegemonía económica y el predominio político y social. Para ello usaron la persuasión, y los grandes medios de comunicación,como siempre,sirvieron a esos fines, pintando un país “ordenado y seguro”, mientras el número de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, detenidos y asesinados en los distintos centros clandestinos de nuestro país aumentaba más y más. En aquella Argentina “reorganizada” de entonces las expresiones culturales y el pensamiento eran pecado, y así, muchísimos artistas, músicos, escritores, actores y políticos, debieron abandonar el país y autoexiliarse. Muchos de ellos, sin embargo, fueron perseguidos y asesinados aún en el extranjero.
Desde 1976 a 1983 se hicieron desaparecer 30.000 personas y 500 niños fueron robados a sus mamás e incorporados a otras familias sin contarles la verdad. Las Madres y Abuelas de plaza de Mayo han luchado y siguen haciéndolo desde entonces.
Hoy a 41 años de aquel fatídico día en que la Junta militar transmitió su primer comunicado, inaugurando una brutal represión y un terror sin igual, recordemos todo ese gran dolor, por la VERDAD, la MEMORIA y la JUSTICIA, y porque los argentinos no jugamos a ser “derechos y humanos”, pero sí creemos y celebramos los derechos de la humanidad.

- Salida de la Bandera


-Cierre de acto

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