Recordar
es un acto necesario, imprescindible. Recordamos las horas de juego de la
infancia, los olores y perfumes que poblaban el lugar donde nacimos y crecimos,
la música que acompañó nuestra existencia en cada momento de nuestras vidas.
Recordamos el primer día del jardín y nuestro primer guardapolvo en la
primaria, recordamos las comidas de la abuela, las historias del abuelo, los
cuidados cariñosos de nuestros padres. A veces preferimos no recordar el dolor,
pero el dolor también debe ser recordado, no como una práctica masoquista, sino
como una forma de curarlo, de cerrar heridas. Y lejos de olvidar o hacer de
cuenta que “no pasó nada”, rememorar el dolor para curar heridas debe ser
comprendernos mejor como seres humanos, conocer el dolor para reconstruirnos
como individuos capaces de conjugar nuestra identidad con la memoria y la
justicia.
Recordar entonces el Golpe de Estado de 1976, no debe confundirse
nunca con enterrarlo o acallar los gritos de dolor que fueron el fondo musical
de aquellos años oscuros y desgarrados de nuestra historia. Debemos practicar
una memoria consciente para comprender aún más nuestras tragedias como país,
como sociedad, y para que cuarenta y un años después del comienzo de aquella
rabia y aquella violencia a mansalva orquestadas desde el mayor poder político
mundial, no sólo contra nuestro país, sino aplicadas a toda nuestra América
latina, no nos vuelvan a masticar los sueños y la vida NUNCA MÁS.
Recibimos
con respeto a nuestra Bandera de Ceremonias portada por:
- Agustín
Cuitiño (abanderado)
- Rocío
Varela (1º escolta)
- Leandro
Heredia (2º escolta)
Nuestra
canción patria es nuestro Himno Nacional, al entonar sus estrofas rememoramos
nuestras luchas históricas, nuestros triunfos y conquistas, pero también nuestras
tragedias y derrotas. Cantémoslo con amor, respeto y memoria, en honor de todas
las víctimas de la última y feroz dictadura:
-Himno.
El 24 de
marzo de 1976 Argentina dejó de ser el único país del cono sur que mantenía aún
un régimen político democrático. Todos los países vecinos ya se encontraban
padeciendo dictaduras militares como consecuencia del programa de los Estados
Unidos para América Latina denominado Plan Cóndor. Este, consistía en acciones
coordinadas y apoyo mutuo entre el gobierno norteamericano y su agencia de
inteligencia, la CIA, y las cúpulas militares de los países de Sudamérica,
entre ellos Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú, Uruguay y Argentina. Es así
que, paradójicamente, desde “la tierra de la libertad” se propulsaron hacía
nuestros pueblos las más crueles y violentas dictaduras de toda su historia,
que incluyeron tortura, muerte, desaparición, robo de bebés y persecución
política e ideológica, todo lo opuesto a la libertad.
El golpe
de 1976 no fue el primero que nuestro país sufrió a lo largo de su historia.
Desde 1930 Argentina ha padecido distintos gobiernos de facto y dictaduras
militares, sin embargo este último tuvo la particularidad de contar con la
participación conjunta del ejército, la marina y la fuerza aérea, en lo que fue
la más feroz y sangrienta época de nuestro país.
Con la
excusa de combatir a una “subversión” prácticamente inexistente para ese
tiempo, las tres fuerzas armadas desplegaron una persecución y
aniquilación despiadadas hacía todo
aquel que pensara distinto al gobierno. El objetivo real aunque solapado, fue
de carácter económico y no ideológico. Los jefes de cada ejército representaban
al conservadurismo político y religioso más reaccionario, a los grandes
empresarios, la Sociedad Rural, las familias de “renombre”. Y persiguieron y
detuvieron, y torturaron, asesinaron y desaparecieron en pos de garantizarle a
esos sectores beneficiados de siempre, la hegemonía económica y el predominio
político y social. Para ello usaron la persuasión, y los grandes medios de
comunicación,como siempre,sirvieron a esos fines, pintando un país “ordenado y
seguro”, mientras el número de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, detenidos
y asesinados en los distintos centros clandestinos de nuestro país aumentaba
más y más. En aquella Argentina “reorganizada” de entonces las expresiones
culturales y el pensamiento eran pecado, y así, muchísimos artistas, músicos,
escritores, actores y políticos, debieron abandonar el país y autoexiliarse.
Muchos de ellos, sin embargo, fueron perseguidos y asesinados aún en el
extranjero.
Desde
1976 a 1983 se hicieron desaparecer 30.000 personas y 500 niños fueron robados
a sus mamás e incorporados a otras familias sin contarles la verdad. Las Madres
y Abuelas de plaza de Mayo han luchado y siguen haciéndolo desde entonces.
Hoy a 41
años de aquel fatídico día en que la Junta militar transmitió su primer
comunicado, inaugurando una brutal represión y un terror sin igual, recordemos todo ese gran dolor, por la VERDAD, la MEMORIA y la
JUSTICIA, y porque los argentinos no jugamos a ser “derechos y humanos”, pero
sí creemos y celebramos los derechos de la humanidad.
- Salida
de la Bandera
-Cierre
de acto
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