Comenzamos el Taller de Escritura Creativa en 1º año A con un cuento inspirado en el famoso videojuego de Fantasía Oblivion . Tomamos como escenario la bella ciudad de Anvil para recrear nuestra historia.
Acá les presentamos las creaciones de tres alumnas que quisieron compartir con todo el ITI su talento.
Acá les presentamos las creaciones de tres alumnas que quisieron compartir con todo el ITI su talento.
MI GRAN AVENTURA
(Morena Greco)
El Antiguo Puerto
de Anvil, al que llegaban decenas de navíos por semana, se extendía hacia el
sur del castillo de la ciudad.
El castillo tenía
dos torres, una que miraba al oeste y la otra hacia el sureste. Como en casi
todas las ciudades de Cyrodil, en Anvil también estaba en el centro de la
ciudad, el templo dedicado a uno de los Nueve Divinos, los dioses que
gobernaban la suerte, la vida y la muerte de todos los habitantes de Tamriel.El
gobierno de Anvil estaba representado por la Condesa Milona Umbranox. Su
marido, Corvus Umbranox, había desaparecido hace años y la Condesa dirigía la
ciudad con rectitud y responsabilidad. La gente la quería mucho.
Anvil se dividía en
cinco distritos: Uno es el del castillo, otro, el de las afueras, la zona del
muelle que da al sur, dentro de la muralla de la ciudad, hay otros tres
distritos, el de la Capilla, el del Mercado y el de los gremios de magos y
luchadores.
Yo había conseguido
bastante dinero ocupándome de ciertos encargos que me habían hecho en las
distintas regiones de Cyrodil. Recolecté piedras mágicas para hechiceros y
brujos, asesiné en nombre de la Hermandad Oscura, cacé osos, lobos del bosque,
pumas y ogros. Sin embargo, hoy me enfrentaba a mi misión más difícil…
Tenía que matar a
un unicornio, diez orcos y veinte trasgos que viven en el fuerte de Battlehorn.
Al unicornio con una espada invisible durante la noche y tener una armadura de
magia. Conseguir una compañera elfa. Tirar un caballo dotado con armadura élfica
a un lago que transporta a otra dimensión y robarle las botas de velocidad a la
condesa Milona.
Lo primero que hice fue matar al unicornio fui a las
afueras a buscarlo. Puse caramelos en una roca y esperé hasta que se hizo de
noche y se acercó un hermoso unicornio blanco con un hermoso cuerno multicolor
me daba mucha pena matarlo pero saqué mi espada invisible y le corté la cabeza
le salió mucha sangre multicolor. Después fui en busca de una compañera elfa. Encontré a una simpática elfa llamada
Electra que hablando nos dimos cuenta que nos conocíamos desde pequeñas ella
fue mi gran compañera en esta aventura.
Fuimos al fuerte de Battlehorn a buscar a los orcos y
trasgos obviamente con mi armadura de magia agarré mi espada y maté a diez
orcos y Electra a veinte trasgos y salimos rápidamente del fuerte.
Ahora tenía que
hacer las dos cosas más difíciles: tirar el caballo dotado con armadura elfica
al lago que trasladaba a otra dimensión que era de la condesa y encima robarle
las botas de velocidad. Entramos al castillo secuestramos al caballo y robamos
las botas de velocidad del armario de la
condesa. Tiramos al caballo al lago y cuando fuimos a que nos den el
dinero nos dimos cuenta que el que me había mandado a hacer todas esas cosas
era Corvus el ex marido de la condesa.
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Viaje a lo desconocido
(Guadalupe Mónaco)
El Antiguo Puerto de Anvil, al
que llegaban decenas de navíos por semana, se extendía hacia el sur del
castillo de la ciudad.
El castillo tenía dos torres, una
que miraba al oeste y la otra hacia el sureste. Como en casi todas las ciudades
de Cyrodil, en Anvil también estaba en el centro de la ciudad, el templo
dedicado a uno de los Nueve Divinos, los dioses que gobernaban la suerte, la
vida y la muerte de todos los habitantes de Tamriel.
El gobierno de Anvil estaba
representado por la Condesa Milona Umbranox. Su marido, Corvus Umbranox, había
desaparecido hace años y la Condesa dirigía la ciudad con rectitud y responsabilidad.
La gente la quería mucho.
Anvil se dividía en cinco distritos:
Uno es el del castillo, otro, el de las afueras, la zona del muelle que da al sur,
dentro de la muralla de la ciudad, hay otros tres distritos, el de la Capilla,
el del Mercado y el de los gremios de magos y luchadores.
Yo había conseguido bastante
dinero ocupándome de ciertos encargos que me habían hecho en las distintas
regiones de Cyrodil. Recolecté piedras mágicas para hechiceros y brujos,
asesiné en nombre de la Hermandad Oscura, cacé osos, lobos del bosque, pumas y
ogros. Sin embargo, hoy me enfrentaba a mi misión más difícil…
La misión en si consistía en
buscar ingredientes para una poción de un poderoso brujo, hijo de la Oscuridad
misma y su magia era comparable a la misma muerte, el gran Malpur.
Malpur era, en parte, un brujo
bastante peligroso y odiado por la Condesa, ya que se rumoreaba que había
intentado matarla repetidas veces.
Cuando me mandó llamar a su morada,
me puse bastante nervioso y preferí tomar precauciones: Mi caballo Hestur, con
su armadura brillante y lustrosa, de origen elfico y mi espada, que poseía una
habilidad especial y única: Durante la noche
se volvía totalmente invisible, lo cual era increíblemente útil para
ocultarla. Subí a Hestur e hice que galopara sorteando los puntos más
transitados de Anvil…Ya que Malpur no vivía exactamente en Anvil, él vivía en
una aldea llamada Medea. Aldea llena de peligros, sus habitantes (En mayoría,
criminales y hechiceros de todo tipo) eran crueles, egoístas y rebeldes a las
leyes que imponía la Condesa.
Apenas dije que venía a ver a Malpur,
un muchacho, con la apariencia de un Elfo Oscuro: Su cabello era negro raído,
muy enmarañado y parecía haber sido cortado con un objeto filoso, probablemente
una espada y su piel era de un tono gris. Sus orejas eran puntiagudas y su ropa
tenía el aspecto de un guerrero, pero también tenía el porte y actitud sumisa
de un sirviente…Un dato bastante curioso: Su boca estaba completamente cubierta
con un pañuelo rojo oxido.
El me guio por casi toda Medea,
topándome con comerciantes, ladrones e incluso niños bandidos, listos para
atacarte o robarte si bajabas la guardia demasiado tiempo.
—¿Adónde vamos?—Le pregunte,
mientras sorteábamos un grupo de infantes.
El elfo solo me lanzo una mirada
molesta y puso su dedo índice en el medio de de su boca, haciendo el típico
gesto de “Silencio.” Y, finalmente, llegamos a una especie de carpa, de tonos
rojizos y con 3 postes, creando la estructura principal.
Mi guía, con una seña, me obligo
a pasar y cuando estuvimos enfrente del famoso hechicero, me dio un codazo para
que me arrodillara ante él. Malpur estaba sentado con las piernas cruzadas, y
su túnica de color granate y con los signos de las artes oscuras en dorado,
estaba sucia y bastante raída, lo cual demostraba que la fortuna de Malpur
comenzaba a desaparecer.
—Te estaba esperando…—Me dijo de
forma sepulcral, mirándome con sus ojos celestes claro.
—Mi señor… ¿Qué necesita que
haga por usted?—
—Necesito que busques unos
ingredientes para una poción que necesito de urgencia— Su voz se interrumpió
bruscamente por una tos realmente preocupante, el muchacho que me había
acompañado se precipito hacia el hechicero, pero este rechazó su ayuda con su
mano y se repuso a los pocos segundos.
—No necesito que me explique nada,
Señor…—Decidí tomar la palabra—Solo dígame cuales son los ingredientes…
Rápidamente me dio la lista de
los ingredientes que necesitaba: Agua del Lago Hontfang, sangre de un Orco y
escombros del Fuerte de Ruido Battlehorn.
—Oh, y algo más… Laochra ira
contigo…
Señaló al elfo oscuro, así supe
que su nombre era Laochra y que su edad no sobrepasaba la mía, sino todo lo
contrario: él contaba con apenas 18 años, mientras yo tenía 30.
Laochra no se veía para nada contento,
seguramente no le caía bien o me odiaba. Se quitó el pañuelo, dejando ver una
cicatriz que iba desde su labio inferior hasta su parpado.
—Pe…pe…pero… —dijo. Su voz
parecía inteligente y sonaba muy clara.
—No—respondió Malpur con una
mirada autoritaria y amenazante.
Refunfuñando, Laochra se subió a
su caballo e inicio nuestro viaje…
Estuvimos semanas y semanas
sobre nuestros caballos, la lucha más encarnecida fue con el Orco, su armadura
mágica y su ejército de Trasgos, en esa ocasión, Laochra se mostró como un
excelente guerrero: Mataba y asesinaba a millones de Trasgos de una sola tajada,
mientras que yo hice que todos los Trasgos se apartaran, mientras Laochra
acababa con su jefe…Como botín de la batalla, elegí un bote de velocidad, esos
que se mueven a la velocidad del sonido y cargan muchas armas en su
interior…Perfecta para mí.
Cuando llegamos al Lago Hontfang,
baje de Hestur y enfunde mi espada, dejándola en mi caballo. Terrible Error.
Escuche las pisadas de mi compañero,
que ya había bajado de su caballo y me seguía cautelosamente por detrás, yo, en
cambio, no le di importancia: Sus extrañas costumbres ya eran cosa de todo el
tiempo.
Me incline hacia el lago, con
una botella para sumergirla dentro del agua y tomar el líquido precioso, de pronto,
escucho la voz de Laochra:
—Disculpa, pero…No es nada
personal.
Después de arrebatarme la
botella de mi mano, me empujo y me caí al agua, descubriendo que en realidad el
“Lago” era un portal entre dimensiones…Y así llegue aquí, vagando entre
dimensiones, rogando a los Nueve Divinos que me den una oportunidad para
regresar a mi hogar, mi añorado hogar…
No te preocupes Anvil…
Te Estoy Buscando…
FIN
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La Ciudad de Anvil
(Carla Espíndola)
El Antiguo Puerto
de Anvil, al que llegaban decenas de navíos por semana, se extendía hacia el
sur del castillo de la ciudad.
El castillo tenía
dos torres, una que miraba al oeste y la otra hacia el sureste. Como en casi
todas las ciudades de Cyrodil, en Anvil también estaba en el centro de la
ciudad, el templo dedicado a uno de los Nueve Divinos, los dioses que
gobernaban la suerte, la vida y la muerte de todos los habitantes de Tamriel. El
gobierno de Anvil estaba representado por la Condesa Milona Umbranox. Su
marido, Corvus Umbranox, había desaparecido hace años y la Condesa dirigía la
ciudad con rectitud y responsabilidad. La gente la quería mucho.
Anvil se dividía en
cinco distritos: Uno es el del castillo, otro, el de las afueras, la zona del
muelle que da al sur, dentro de la muralla de la ciudad, hay otros tres
distritos, el de la Capilla, el del Mercado y el de los gremios de magos y
luchadores.
Yo había conseguido
bastante dinero ocupándome de ciertos encargos que me habían hecho en las
distintas regiones de Cyrodil. Recolecté piedras mágicas para hechiceros y
brujos, asesiné en nombre de la Hermandad Oscura, cacé osos, lobos del bosque,
pumas y ogros. Sin embargo, hoy me enfrentaba a mi misión más difícil…
A la ciudad de
Anvil querían entran una gran población de hadas, eran todas diferentes, de variados colores, tamaños, edades, poderes
y habilidades. Eran muchas y no podía echarlas
por lo tanto decidí, hacer una cosa…tenía un plan.
Intenté liberar un
bosque para ellas, pero me tuve que enfrentar a muchas cosas como trasgos y
orcos que tenían espadas que se hacían invisibles durante la noche. También tuve que atravesar un lago, el cual
se decía comunicaba a otra dimensión. Lo crucé con mi amiga elfa llamada Maiego.
Llegamos a la otra orilla. Una armadura mágica nos abrió un arbusto y pudimos
ingresar a ese lugar impresionante en Anvil. Encontramos un caballo con
armadura élfica, al cual me montamos rápidamente. Maiego se puso unas botas
mágicas que encontró bajo un árbol de chupetines , y una vez listos recorrimos
toda aquella dimensión. De repente se logró
escuchar un ruido como el de Battlehorn… nos asustó muchísimo.
Por lo tanto nos apuramos,
en ese apuro encontramos un pueblo de mariposas, llamado Mariton, era el lugar
justo para todas ellas. Volvimos a Anvil, las buscamos, y nos dirigimos
nuevamente al pueblo de Mariton. Una vez que llegamos y encontramos nuevamente
el lugar preciso, las hadas quedaron encantadas con el lugar, se hicieron
amigas de las mariposas y se quedaron con una sonrisa enorme. Antes de que nos fueramos
de su pueblo nos agradecieron muchísimo y dijeron “recuerden que lo que den o
hagan por los demás, alguien les dará o hará el doble por ustedes…“